miércoles, 26 de marzo de 2014

Vengo a hablar de libertad.

Entonces vengo yo y me presento ante los que me escuchan (o leen) y digo:
-¡Vengo a hablar de libertad!
...y automáticamente se enciende el reproductor de música con el himno de estados unidos.
-¡Esa libertad no! ¿Cómo vamos a hablar de libertad, con un himno de libertad, en un país y en un mundo donde no existe tal cosa?
 ...Aunque si pensamos... sí, existe la libertad, quieren hacernos creer que la tenemos aunque verdaderamente no quieren que la tengamos.

Nosotros mismos racionamos la cantidad de libertad que queremos expulsar de nuestro cuerpo, somos gaitas atrofiadas por la sociedad. Si tu quieres ponerte esto, alguien estará para decirte que no lo hagas, si tu estas para comer esto, alguien estará para decir que no lo comas... si tu quieres creer en esto o ser esto, siempre te dirán que no.

"No" fea palabra, que pena que sea una palabra básica, si no sería tabú.

 Pero atención al mundo pequeñas zorras, os cuento un caso particular.
Tengo una amiga que de vez en cuando me dice que me cambie la foto de perfil de whatsapp, o que haga esto o lo otro, por el simple hecho de que la gente no me mire mal o piense mal.
¿Y a mi me debe preocupar que me miren mal? ¿O piensen mal? ¿A la gente le importa lo que yo haga o deje de hacer en un escenario? ¿Lo que cante o lo que no? ¿Lo que pinte o lo que borre? ¿Lo hetero o lo gay que sea?
¿Realmente le importa algo a alguien?
Nos preocupamos demasiado por la opinión de alguien que seguramente no nos hecha cuenta, y que gracias a esa "crítica invisible" se esconden dentro de nuestro cuerpo diferentes maneras de ser.
El machote que le gusta el rosa se lo guarda, el metalero que le gusta el flamenquito se lo guarda...

Cada persona es un mar de posibilidades y gustos, no tenemos ni idea de lo tremendamente enrevesadas que son cada una de las personas de este mundo,  de lo tremendamente raras.
 Y lo extraño, es que se nos tache de "raros" o "complicados" a los más libres, a los que se crean controversia con ellos mismos, por ser simplemente como son. Como debería de ser todo el mundo.

Pero vamos a hacer de este texto algo divertido.
Vamos a pararnos a observar la fauna de Ubrique, para reírnos un rato...
En esta época, lo que viene siendo el entrado tercer trimestre escolar, es cuando los primeros de la eso se encuentran a ellos mismos y deciden salir en manada por la Avenida España, separados por:

a) Niños que mezclan ropa de domingo y chándal, que a pesar de tener menos bello púbico que una placenta hablan de mujeres como si se trataran del mismo viejo de la casa playboy.

b) Niñas que compran chicles, van de malotas, critican personas que les doblan la edad y se alegran cuando no les quedan grandes los pantalones talla 32 del stradivarius.

Continuemos hacia los más grandes, llegamos a lo que viene siendo la peña de Jesulin y vemos a los ancianos, separados por:

a) Ancianas que compiten por quién se cubre de más colonia, quién tiene más pelo en la cabeza y se puede poner los pelos más afro y quién tiene más medallitas de la virgen.

b) Ancianos que tienen pose de barra a todos los lados donde van y siempre tienen en la punta de la lengua dos temas: fútbol y toros.

¿Me estoy equivocando en estas generalizaciones? ..Y eso que no he entrado en detalles, porque así podemos seguir con más.
Empecemos a darnos cuenta de que va todo esto, con esas simples generalizaciones podemos juntar a cientos de personas, quizás miles y millones. Todo por el hecho de no destacar ni ser diferentes, porque, imaginemos a abuelas con estensiones pelopony y cruces invertidas, abuelos con camisetas de obey hablando de eurovisión. ¿Lo veis?
Puede que incluso a algunos de ellos les gustaría estar hablando de eurovisión en vez de toros, creo yo.

Pero no alarmemos y mirémonos a nosotros, que creáis o no, somos totalmente iguales a los más jóvenes y a los más ancianos.

¿Podemos diferenciar grupos entre nosotros mismos?
Desde los canis, metaleros, skaters, nerds, y por supuesto "gente del montón", que podíamos definir como:
 "yo hago lo que hace mi amiga y viceversa"
 Eso nos convierte en reguetoneros que viste de stradivarius y hace cosas por postureo.
¿Que triste no?
Ser todos iguales sabiendo que tenemos tantos gustos diferentes en el interior, tanto talento o cosas interesantes que no mostramos al mundo por miedo al rechazo.

Pero algo que me consuela es saber que en libertad estamos avanzando, (al menos los menos estúpidos) y cada vez nos abrimos a más gente que es seguro que comparte muchos rasgos con nosotros. Queráis o no, siempre y siempre vais a tener algo en común con todo el mundo, aunque el individuo no quiera mostrarlo por pura vergüenza o timidez, por eso os digo que, con miedo no se va a ninguna parte.
Hay que ir siendo seguro de si mismo, con la libertad tatuada en la frente y hablando.
¿Quién te dice que no estés a un paso del amor por no ser tu mismo?
Sé lo que quieras ser, habla con el mundo de lo que eres, y si te da vergüenza, empieza conmigo,
párame en la calle y háblame, seguramente tengamos cosas en común, o al menos, seré un paso más para después poder ser tu la persona que quieras ante el mundo, no la que quiera la sociedad.

¡Nos vemos en la calle amigo!
Besos, Manu.

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