El texto es de Yaiza la guapa y aquí teneis su blog:
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La oscuridad le atrae, mas en lo oscuro se siente superior.
A las sombras lleva el alma de quien ama para
hacerla suya.
Mas no olvida a quien le traicionó.
Fuerte se siente en un mundo
creado por monstruos, feliz con sus pensamientos tentadores.
Cierra sus ojos
para adentrarse en el sueño profundo, de tenebrosos lugares donde no hay luz y
la penumbra domina el ambiente.
A tientas anda, no se distinguen las caras ni
los cuerpos.
Sabores jamás pensados, olores indescriptibles, que lo llevan al
mayor de los placeres.
Ve a sus semejantes.
Se distinguen sus ojos negros entre la multitud.
Mil pensamientos de rabia por no
poder tenerle y oler su aroma sangriento.
Rojo sangre en sus labios.
Labios traicioneros.
Labios de
lujuria y desenfreno.
El cuerpo del deseo le llama para que se acerque a cometer
pecados.
Sigue perdiéndose.
Nadie le guía.
Ve luz, pero no la sigue.
Colores tristes a lo lejos donde se siente como en casa.
Va, se sienta y
descansa.
Largos cabellos a su aire.
Ropajes desgarrados que dejan ver
más allá de la imaginación llaman la atención de este extraño ser.
Mentes complejas.
Deseos de placer.
El lobo escucha aullar y la luna mira.
Es la hora.
Donde el día se junta con la noche, despierta para seguir
escribiendo en la sucia y mugrienta lápida que vuelva a su lado.
Su corazón
ensangrentado y arrancado despiadadamente es su más preciado tesoro.
A veces cree escuchar esa voz desgarrada que le llenaba.
Palabras
despiadadas que salían de su boca para convertirse en puñales y espadas que se
clavaban en su espalda haciéndole sufrir.
Cada anochecer vaga entre el murmullo de la soledad.
No quiere ser uno más.
Quiere hacerse valorar.
El demonio le susurra al oído.
No se hace el sordo, simplemente le hace caso omiso.
Sigue sin rumbo.
Lúgubres rincones llenos de tristeza.
Seres despiadados dicen ser asesinos, lunáticos, obsesivos compulsivos, pero estos solo intentan ser su amigo.
No quiere a nadie, pues su mente solo piensa en odio.
Le gusta estar en soledad.
Crea historias donde no hay finales felices.
Cuando ve ese gato negro de grande ojos verdes, siente algo de compasión, pues siete vidas hastiadas ha de vivir.
Camina por un largo sendero oscuro, en el cual los árboles lloran.
Cuervos a su alrededor.
Almas en pena vagando.
Tremendos abismos.
Llora cual niño pequeño.
En un rincón de la nada, se sienta a intentar resolver el misterio.
Siluetas entre las tinieblas pueden verse, mas este ser solo pensaba en el suicidio...
Y es así, como el ángel de tanta luz terminó ciego e imaginó su vida perfecta, en la más oscura penumbra de la eternidad.
Foto por cortesía de Miriam González García 
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